La Custodia de Tierra Santa hoy: fray Garret entre los EE.UU. y Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

La Custodia de Tierra Santa hoy: fray Garret entre los EE.UU. y Jerusalén

 

Han pasado 800 años desde la llegada de los frailes a Oriente Medio y desde los inicios de esta aventura han cambiado muchas cosas. Sin embargo, no han cambiado el compromiso y la dedicación con los que, desde hace 800 años, los frailes custodian los santos lugares y trabajan a favor de la población local. Por eso, para entender lo que es la Custodia de Tierra Santa actualmente, hay que partir de ellos y de sus historias: vienen de todo el mundo, de países muy diferentes y cada uno de ellos tiene una misión específica.
Fray GarretEdmunds nació en California y es fraile desde hace 40 años. En 1998 llegó por primera vez a Tierra Santa trabajando con grupos de peregrinos. Actualmente enseña inglés a los seminaristas de San Salvador, ayuda en la comunicación y acompaña a los grupos.

Comencemos por el principio de tu historia. ¿Cómo decidiste hacerte fraile?
Al principio me llamó la atención el ejemplo de Junípero Serra que fue un misionero español primero en México y luego en California. Todos los jóvenes de California estudian su historia y es un gran ejemplo como franciscano. También la figura de San Francisco me atraía. Estaba buscando un tipo de vida religiosa que pudiese unir la vida activa y la vida contemplativa.

¿Cuál ha sido tu recorrido como seminarista y como fraile?
Primero fui a la escuela secundaria, después a la universidad y me gradué en ciencias políticas (mi padre era juez). También trabajé para un político en California, pero después de 5 años decidí cambiar de vida. No sabía si me convertiría en fraile o sacerdote, pero quería probar esta vía. Entonces me dije “mejor ir ahora con los franciscanos”. Así comencé mis estudios en el seminario para convertirme en franciscano, realizando estudios de teología.

¿Por qué has escogido la Custodia?
Puesto que la Tierra Santa es el lugar donde vivió Jesús, tiene un lugar en nuestra historia pero también un sitio geográfico. No es por casualidad que en la escuela mi asignatura favorita fuera la geografía.
La misión de la Custodia en Tierra Santa es algo que deberíamos compartir todos los frailes. Yo formo parte de la provincia de California pero la Custodia es algo que me atañe. Forma parte de nuestra formación como frailes menores. La idea de ser parte de la misión de la provincia de Tierra Santa me interesaba desde que era seminarista. Durante muchos años acompañé a grupos a Tierra Santa, siendo yo mismo peregrino. Después, me sentí muy conmovido por el ejemplo del misionero Junípero Serra, uno de los primeros franciscanos europeos que estuvo en misión en California, y así pensé que quería estar implicado en la misión de la Custodia de Tierra Santa.
Por tanto, vine aquí y hablé con el Custodio de aquella época que me animó a continuar trabajando con grupos de peregrinos de lengua inglesa. Mi di cuenta entonces de que trabajar con los grupos era como estar de retiro: íbamos en autobús, viajábamos. Me gustaba este trabajo y lo hice durante varios años, hasta que comenzó la segunda intifada y los peregrinos dejaron de venir. Volví entonces a los EE.UU. Hace solo unos pocos meses que estoy de nuevo en Tierra Santa.

¿Cuál es tu misión para la Custodia?
Mi misión es colaborar con los peregrinos, pero parte de mi misión es también ayudar directamente desde Washington, desde el convento de la Custodia allí.
Me han pedido volver a Tierra Santa para trabajar en la comunicación en inglés y para enseñar inglés a algunos estudiantes.

¿Qué es lo que impulsa tu misión y tu vida espiritual?
Una de las cosas que más me atrajeron de ser fraile fue la manera franciscana de vivir el Evangelio. Es importante tener un ministerio activo que lleve la Palabra a la gente, donde quiera que se encuentre. Otro aspecto es el de la comunidad. A menudo estamos tan entregados a nuestros trabajos que no tenemos tiempo de reunirnos para rezar juntos. Pero la dimensión comunitaria es la que da energía: somos una fraternidad en misión.

¿Cómo relacionasser franciscano y tu vida aquí?
No hay otro lugar en el mundo en el que la realidad de la encarnación esté más viva que aquí. Llevar a los peregrinos de un sitio a otro o trabajar en la comunicación de la Custodia permite hacer visible la presencia de Jesús. Trabajar en la Custodia es muy importante para hacer ver que Jesús está presente en el mundo. Este es un aspecto de mi vida franciscana que puedo vivir mejor aquí. Cuando estamos en un santuario fray Stéphane en las oraciones dice: “Padre, te rezamos AQUÍ donde estuvo Jesús…” Intento hacer lo mismo con los peregrinos y así podemos sentir realmente la presencia de Jesús encarnado. Esta es una dimensión importante de los franciscanos.

¿Vivir aquí ha cambiado tu relación con la religión?
Sí, sin duda. Con frecuencia las historias del Evangelio se desarrollan donde vamos, donde celebramos, donde dormimos, etc. Se desarrollan en momentos especiales y lugares concretos, pero cada uno vive la encarnación de Jesús en su cultura, en el lugar en que vive. Y nosotros tenemos la oportunidad de ir donde todo ocurrió.
Una de las cosas que me gustan realmente de la Tierra Santa es también que este lugar es una mezcla de culturas.

¿Cuáles son los obstáculos que a día de hoy encuentras en tu misión como fraile en Jerusalén?
Tengo algo de dificultad con los idiomas. Aquí hay muchísimas lenguas diferentes y para entendernos hablamos en italiano, pero es difícil para mí aprender este idioma. Fuera de la Custodia, el inglés es muy importante pero dentro, es importante el italiano. Uno de mis objetivos es, por tanto, mejorar en esta lengua para participar mejor en la vida de la Custodia.
En cualquier caso, vivir en torno a todas estas culturas, en este ambiente, también es algo precioso. Es un reto, pero los retos hacen crecer a las personas. Mi ministerio aquí, por tanto, es con personas que hablan inglés.

¿Qué mensaje darías a los jóvenes que están en momento de discernimiento para que puedan entender mejor su vocación?
Mi mensaje es que estén abiertos al modo en que Dios habla a nuestro corazón, abiertos a lo que Dios hace, escuchar y mirar a Dios y a los demás. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y nos quiere hacer felices.

N.S. - B.G.