La parroquia de San Francisco en Alepo nos ha hecho llegar directamente este artículo con las fotos que lo acompañan, que muestran cómo el párroco, fray Ibrahim Sabbagh, ha sido el primero en responder al llamamiento lanzado el pasado 27 de noviembre por el Ministro General de la Orden de los Frailes Menores y del Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton para rezar por la paz en Siria y, de modo especial, en la ciudad de Alepo.
(Ver artículo: Niños en oración por la paz: Carta del Ministro general y Custodio de Tierra Santa)
Mientras fuera arrecian los bombardeos y los disparos, en nuestra iglesia parroquial más de un centenar de niños han rezado la oración de San Francisco: «Señor, hazme instrumentode tu paz», ondeando banderas blancas con la frase «Paz para Alepo».
La llama de esta iniciativa «Niños en oración por la paz», ha atraído de inmediato la atención del custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, que la ha transformado en una invitación desde la Custodia de Tierra Santa y de la Orden de los Frailes Menores a toda la iglesia mundial y a todas las personas de buena voluntad, para celebrar momentos de oración por la paz el primer domingo de cada mes.
Su finalidad es intensificar los esfuerzos para detener la guerra y los sufrimientos de la población civil, entre la que los más vulnerables son los niños. Algunos de ellos no conocen otra vida que la guerra. Otros han nacido bajo los bombardeos. Sufren una presión psicológica enorme, malnutrición, falta de agua y de electricidad, de cuidados médicos adecuados, frío y hambre. En sus rostros rara vez aparece una sonrisa. El sufrimiento se trasluce en sus ojos asustados. Viven en la angustia desde hace años. Se despiertan bajo el ruido de las explosiones, de las bombas y de los cohetes lanzados como respuesta. Nunca se sabe dónde caerán. Y siempre a expensas de los civiles, sin distinción ninguna.
Al comienzo de la Eucaristía los niños han llevado una vela hasta el altar – símbolo de nuestra comunión con todas las personas de todo el mundo que se unen a nosotros en la oración por la paz. Durante la procesión del ofertorio, han presentado al Señor todo su sufrimiento expresado en forma de símbolos. Colocándolos en el altar, han pedido a Jesús que transforme su dolor y su tristeza en esperanza.
Juegos, pelotas y mariposas: esos son los símbolos de su infancia, de su inocencia, pero también lo más querido que poseen. Lo han ofrecido al Señor en medio de la guerra, de la destrucción y de la violencia.
Con los restos de un proyectil han hecho un jarrón lleno de flores, símbolo del dolor provocado por la pérdida de sus familiares y amigos en la guerra, de su miedo a los disparos que amenazan sus vidas y la de sus familias. El símbolo del dolor transformado en una ofrenda al Señor. El símbolo del perdón que nace en los corazones plenos de Espíritu Santo.
Sobre un fondo rojo, iluminado por las velas, han escrito el nombre de Alepo, la ciudad amada, desgarrada por la guerra y de la que ha sido evacuada gran parte de la población. Un globo terráqueo sobre el que vuela una paloma representa sus oraciones por la paz en Siria y en todo el mundo. La paz cuya ausencia les causa tanto sufrimiento.
Junto al altar, un panel en el que está dibujada una mano ensangrentada con las palabras: «Parad la guerra».
Al terminar la celebración, las niñas han entonado un canto para elevar mejor su oración a Dios:
«Que el Señor traiga la paz a nuestro país y a toda la gente en el mundo.
Solo tú Señor puedes llenar el mundo de paz.
Paz, paz en todas partes para los hombres de Dios.
Cualesquiera que sean los dolores que surjan
Tu nombre permanece, Señor, como una llama de esperanza y de paz.
Paz, paz en todas partes para los hombres de Dios.
Desde Alepo, surge del dolor, un grito de esperanza y de fe
Queremos vivir la caridad y difundir la paz en el mundo.
Paz, paz en todas partes para el pueblo de Dios».
Durante la misa, todos los cantos hablaban de paz, una verdadera llamada a la paz.
Con los niños, tratamos de ser embajadores del perdón. Una actitud que Jesús nos enseñó con su ejemplo. Él, que perdonó a sus ejecutores. Cada vez que nos reunimos, rezamos también por aquellos que golpean y matan. Pero el perdón por sí solo no basta. La justicia y el diálogo son igualmente importantes. Pero cuando fallatodo aquello que es posible hacer, solo la oración es eficaz y debe ser nuestra única arma.
El domingo con los niños invocamos al Espíritu de Dios sobre los dirigentes de las naciones para lograr la paz, no solo en Siria, sino en el mundo entero. Estamos convencidos de que el Señor escucha el grito del que es “pequeño” y que la oración del “pequeño” en el mundo se convertirá en una oportunidad de reflexión y de conversión también para el “grande”.
Por primera vez hemos grabado en directo esta misa y la hemos publicado en nuestra página parroquial.
Agradecemos a todas las personas que se han unido a nuestra oración el domingo 4 de diciembre y a todos aquellos que han compartido sus iniciativas en nuestra página «Children in prayer for peace».
Os invitamos a uniros a nosotros el primer domingo del próximo mes: el 1 de enero de 2017, Jornada Mundial por la Paz.